Entre 1991 y 1995, la Organización Mundial de la Salud efectuó el mayor estudio sobre la hoja de coca y sus derivados; participaron 45 investigadores, entre ellos profesores de cinco universidades de Estados Unidos. La investigación no detectó ningún efecto perjudicial del uso tradicional de la coca y le reconoció "funciones terapéuticas, sagradas y sociales positivas". Según sus conclusiones, "si bien cabe la posibilidad de que el uso de la hoja de coca pueda estar vinculado con problemas de salud no detectados hasta el momento, es improbable", y "la OMS debería investigar si los beneficios terapéuticos de la hoja de coca son trasladables de los contextos tradicionales a otros países y culturas". Pero Estados Unidos amenazó con suspender sus aportes financieros si la OMS admitía las conclusiones del estudio, que jamás llegó a ser publicado.
La desestimación de ese estudio "tuvo consecuencias funestas para los países andinos ?según el documento del Transnational Institute?. En Bolivia, la política de erradicación llevó al asesinato de decenas de campesinos, innumerables heridos y presos todavía a la espera de proceso". (Página/12, jueves 11 de mayo de 2006).