Cuando sea grande, quiero ser periodistaEso fue lo que le dijo Miguelito a su padre. Y el padre no sabía que responderle. Pensaba en como explicarle, a su ilusionado hijo, lo problemático de la profesión. Es que su hermano Jorge, que trabajaba para uno de los grandes "medios", se pasa cada almuerzo de domingo con la familia puteando.
El no quiere ver a su hijo sufrir como lo vio sufrir a su hermano y a tantos otros. Porque, en la argentina, un periodista, o se agacha y tiene trabajo, o sufre; y un periodista solo sufre, como periodista, por la censura. Por eso Roberto no sabe que decirle a Miguelito, porque el sabe que aun hoy, en la argentina K, hay censura; y nadie quiere ver a su hijo agachar la cabeza para recibir la dádiva del que teje y desteje.
Con choripán en la costaneraPero yo no conozco ni a Jorge, ni a Roberto, y menos a Miguelito. Esto me lo cuenta el Negro, mi amigo del carrito de choripanes de la costanera, mientras me prepara el sanguche de bondiola que le pedí. Tras una breve discusión sobre las alternativas para la próxima elección presidencial, y el consuelo mutuo por saber que "la izquierda" (sea lo que signifique para cada uno) una vez mas no va a representar una alternativa real en el polarizado escenario entre K y el resto, finalmente el sanguche sale, y acompañado por una cerveza tan fría como la madrugada.
Me cuenta que Jorge supo trabajar para "el gran diario argentino", empezó como pasante en la sección de deportes, allá por 1977. Uno creerá que en deportes no hay nada que, incluso una dictadura militar, pueda censurar, pero no por ello estaba liberado de la censura. No solo tímidamente descubría lo que realmente pasaba en el país, aunque lo medios no lo dijeran, gracias a otros colegas, a el mismo, en deportes le toco ser censurado. Su editor casi lo despide cuando escribió una nota comentando la visita del secretario de estado norteamericano y del presidente argentino al vestuario de Perú, dejando entrever que allí podría haberse concretado el aun hoy discutido arreglo del 6-0 que le permitió a la argentina seguir en el mundial. La primera de las varias veces que quisieron despedirlo.
Diario de la ArgentinaEse, el título de la novela de Jorge Asís que relata los avatares de los trabajadores del diario Clarín, escrito en 1984. De entonces a esta parte mucha agua ha corrido bajo el puente. Y también muchos billetes. El propio Jorge, el padre de Miguelito, los ha visto correr: los billetes, los despidos, la censura. Entrados los años '90 Jorge seguía en el diario. Tan joven había aprendido a padecer la censura, y a convivir con ella, que hasta llego a convencerse, para poder mantener el laburo, que si el editor de turno decía que de algo no habría que hablar (o escribir), así tendría que ser. Porque el podría no entender las razones, pero entendía que no estar de acuerdo con ellas podía significar, otra vez, la amenaza del despido. Y con él, el adiós al sueldo que le permite mantener a sus tres hijos.
Pero tantas amenazas, y tantos compañeros que quedaron en la calle, hicieron que Jorge, de una vez por todas, hiciera caso a sus compañeros que luchaban por la organización sindical dentro de la redacción. La gota que rebalso el vaso fue el despido de Pablo, quien se había convertido, con los años de compartir interminables tardes y noches en la redacción, en su mejor amigo. Los dos siempre supieron que a los que apoyaban el sindicato la gerencia no los quería y les hacía la vida mas difícil, pero había llegado la hora de defender lo que uno cree justo.
Digestión y modorraLos sanguches de bondiola con mostaza que hace el Negro son reparadores, sobre todo después de una noche de joda, pero incluido en el precio viene también la pesadez y la modorra que generan. Mientras apuraba los últimos tragos de cerveza que me quedaban el Negro me seguía contando de Jorge. Como era de esperar su acercamiento al sindicato fue el comienzo del fin para su etapa de empleado del, ahora, Grupo Clarín.
Primero le ofrecieron la "inresistible" (porque si se resistía: despido) idea de pasar a trabajar para TN, el canal de noticias parte del Grupo. Esto se había establecido como práctica común, el multimedio seguía creciendo, a tal ritmo, que siempre había oportunidades (para mandar a los molestos a otro sector menos problemático) de crecimiento profesional. Pero para los muy problemáticos el destino último siempre era el mismo: la calle.
Y ese fue el destino de JorgeY también el mío. Después de los saludos con el Negro, me subí al auto y emprendí el regreso a casa. Mientras volvía una pregunta me había quedado dando vueltas en la cabeza: ¿Hay realmente censura en la argentina K? Cuando el Negro busco mi aprobación sobre la situación de censura a la prensa en la argentina de hoy algún acto reflejo, o mi instinto, me hicieron afirmarlo, pero no fue una respuesta consciente.
La modorra, el sueño y la hora, son buenos indicadores de que debería trasladar mi duda a la almohada. Ni bien llego a casa garabateo algunas ideas en un papel para al día siguiente recordar mis inquietudes. Recuerdo haber escuchado el año pasado sobre un informe la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) sobre la falta de libertad periodística en la argentina. Quizás por eso estaba de acuerdo con el Negro, pero no es suficiente como para emitir un juicio al respecto.
Poniendo en orden los papelesOlvidar lo ricos que son los sanguches del puesto del Negro es difícil, pero recordar las conversaciones con él puede ser tarea mas compleja. Casi tan difícil como encontrar algo en la pila de papeles que continuamente voy apilando en mi escritorio. Pero eso es lo interesante, cualquier día, de la nada, puede aparecer un papel con notas interesantes. Como ocurrió ayer, cuando encontré el papel que semanas atrás había usado para garabatear mis ideas posteriores a la charla con el Negro sobre Jorge. No tenía tiempo para dedicarles, así que decidí usar el papelito como señalador en el libro que me llevaba para leer en el colectivo.
El 60 venía lleno esa tarde, como tantas otras, por lo que tuve que esperar a tomar el subte para poder leer tranquilo estando sentado. En la casi media hora que le lleva a la linea D el trayecto entre la cabecera de Congreso de Tucumán y Catedral, pude leer unas cuantas páginas del libro "La Marroquinería Política" de Jorge Asís. El libro hace referencia a la gestión de gobierno de Kirchner. corriendo el velo sobre aquellas cosas sobre las cuales los grandes medios no hablan: irregularidades, corrupción, etc. A medida que corrían las páginas las notas de mi papel señalador empezaban a encontrar respuestas y a generar nuevas inquietudes.
Hambre vorazCon la misma desesperación con la que a veces llego al puesto del Negro para que me alimente con una rica bondiola, me devoré en esa misma noche lo que me quedaba por leer del libro en cuestión. Es que cual pobre que a falta de otra cosa come pan duro, que llena pero no satisface, tras tanto tiempo de mirar Telenoche por canal 13, el libro de Asís, se me aparecía como un chegusan de bondiola para el pobre.
Si tuviera que hacer un resumen de lo que el libro dice en relación a la situación de los medios masivos de comunicación hoy en día, podría decir lo siguiente: el gobierno de Vulgarcito (apodo de Asís para K) utiliza un mecanismo de premios y castigos (la publicidad oficial) para cooptar a los medios de forma tal de que no hagan críticas de fondo al gobierno a cambio de una dádiva que quita a quienes quieren hacer uso de la libertad de expresión. Hasta aquí la sorpresa podrá ser grande o pequeña, pero cualquiera pensaría entonces que ningún medio significativo es castigado, porque (al menos yo) no encuentro ninguno que sea realmente crítico; pero hay mas sorpresas.
Entonces, ¿qué leemos?Para ser sincero, las cosas que Asís dice no me causan grandes sorpresas, por algo estaba de acuerdo con el Negro sobre la censura. Hace ya tiempo que frecuento la lectura de medios alternativos, aunque es imposible reemplazar con ellos la información que uno acostumbra a leer a diario. Entonces uno puede suponer que sí hay libertad de expresión, que es solo por cuestiones de mercado que los medios independientes no se hacen mas atractivos y por ende masivos. Uno puede hasta suponer que, porque la vida es así, libertad de expresión y masividad son dos cosas que no pueden darse al mismo tiempo.
Pero, Asís sí me sorprende. Según él lo único masivo que puede leerse son los productos de Editorial Perfil: Revista Noticias, Revista Fortuna y el Semanario Perfil. Entonces uno se pregunta ¿que pueden estar diciendo que yo no sepa? ¿Como puede ser que si dicen algo realmente interesante los demás medios no lo reproduzcan?
Primer respuestaEntre la elaboración de esta primer pregunta y la redacción de este texto no han pasado mas que horas. Esto no me permitió aun ir al kiosco de revistas a comprar Noticias y Perfil, pero sí pude pegarle una mirada a la página web de la revista noticias. El título de su nota de tapa es: "Los Negocios de Kirchner durante la Dictadura", y habla sobre como el actual presidente se enriqueció en aquellos oscuros años como abogado de cobranzas y recupero en negocios inmobiliarios, que le permitieron hacerse, entre 1977 y 1982, de 21 propiedades, al amparo de la legislación económica del proceso.
Una vez mas no me sorprendo. Esto ya lo había escuchado. Hace unas semanas me lo había dicho un taxista. Pero pensé: los taxistas son siempre charlatanes y creen saber todo; si en telenoche no dijeron nada, no debe ser tan cierto.
Segunda respuestaAhora, ¿porque si el taxista me lo dijo, y ahora me lo confirma la revista Noticias, Telenoche no dijo nada, ni lo leí en Página/12? La respuesta la encontré, nuevamente, en el sitio de Perfil. Si uno ingresa a la página de la editorial encontrará un link al "fideicomiso contra la discriminación con la publicidad oficial". Allí, ademas de solicitar donaciones, se explica claramente cuales son las consecuencias de la defensa de la libre expresión llevada adelante por perfil. Y, como contrapartida, se encuentra la respuesta a la segunda pregunta.
El motivo por el que en los medios del grupo clarín no se reproduce la valiosa información de las publicaciones de perfil es porque recibieron en el año 2005 casi 13 millones de pesos en publicidad oficial contra los 0 pesos recibidos por perfil. Página/12 (también en parte del grupo clarín), diario que históricamente fue "el diario opositor" hoy se ha convertido en algo parecido a la voz oficial del gobierno, y tuvo, en 2005, un poco mas de 9 millones (de pesos) de razones para hacerlo, contra las a penas 5 millones que tiene La Nación. La desproporción puede parecer extraña si uno hiciera la relación por la cantidad de ejemplares tirados, pero no lo es si uno lo analiza en función de su capacidad de lamer bolas.
¿Qué le digo a Miguelito?En la medida judicial que Perfil le inició al Poder Ejecutivo (
pueden verse detalles aquí) no solo se reclama por la discriminación a la hora de repartir los jugosos fondos de publicidad oficial, sino que, mas grave aun, se hace referencia a la discriminación en las dependencias oficiales a la hora de recibir y dar información a los periodistas de la editorial. En cualquiera de los casos esto constituye una clara limitación al ejercicio de la libre expresión, por lo cual concluyo que el Negro tenía razón: hay censura en la argentina K.
Obviamente esta censura opera de un modo completamente distinto, aunque no tanto, al de la censura en tiempos de la dictadura; pero el resultado es el mismo: la gente, doña rosa, sigue sin enterarse de las cosas que realmente pasan en el país. Si todo esto se lo pudiéramos explicar a Miguelito, lo único que nos quedaría es rezar. Rezar para que él cuando sea grande sea periodista, y sin agachar la cabeza, resista contra los embates del pingüino de turno.