miércoles, agosto 31, 2005

Terrorismo ambiental

"Este desastre es nuestro tsunami"

Esas fueron una de las tantas declaraciones que los diarios destacaron respecto del paso del huracán Katrina por los Estados Unidos. Sin embargo esa metáfora contiene una falacia por mas interesante. El tsunami, como fenómeno natural, es tan inevitable como un huracán, pero este último a diferencia del primero tiene sus causas íntimamente ligadas al cambio climático. Según Juan Manuel Horler, presidente del Centro Argentino de Meteorólogos, "Puede ser que hoy, (por el calentamiento global, los huracanes,) sean un poco mas violentos en relación a los daños que producen... ...pero lo principal no es eso, sino la frecuencia con que se están dando". Esta pequeña gran diferencia nos tiene que hacer notar algo, nadie más que la naturaleza hizo venir el tsunami, mientras que detrás de los huracanes hay un responsable: nosotros.

El cambio climático es responsabilidad del hombre, de su forma de vida y de sus modelos de producción irresponsables. Esto es harto sabido y desde hace años que la preocupación esta instalada en los ámbitos académicos y políticos. Sobre fines del año pasado se realizo en Buenos Aires la reunión internacional COP10, con el objetivo de afianzar los esfuerzos internacionales respecto a la implementación del Protocolo de Kyoto que establece distintos tipos de medidas para reducir las emisiones toxicas, y otras, todas tendientes a reducir las causas del cambio climático. Para la Argentina, como para tantos otros países no industriales, la ratificación del protocolo implica pocos compromisos; quienes se ven en mayores aprietos son los países industrializados de donde provienen la mayoría de las emisiones tóxicas. Para sorpresa de muchos (o de pocos a esta altura) el principal emisor gases, Estados Unidos, se niega aun a ratificar el protocolo.

Ver el sufrimiento de ciudadanos inocentes a causa de las decisiones que sus representantes toman es una figurita repetida, demasiado repetida. Basta con recordar los recientes atentados de Londres para citar un ejemplo. Tras estos, Tony Blair se esmeró por deshacer la ligazón entre causas y consecuencias que existen entre la intervención británica en la invasión a Irak y las más de 50 muertes que causaron los cuatro hombres-bomba. El pensar que Katrina es el "tsunami estadounidense" es hacer el mismo intento.

Cuando los españoles entendieron el porque de las bombas en los trenes de Madrid retiraron sus tropas de Irak. Katrina no es entonces como un tsunami, es una adaptación de la naturaleza; una adaptación al único lenguaje que entiende hoy la administración Bush: el terror. Al mejor estilo Al-Qaeda, la naturaleza decidió hoy llenar de temor a los ciudadanos estadounidenses. Quizás así sus representantes entiendan que deben hacer algo para detener el calentamiento global y empiecen por ratificar el protocolo de Kyoto.